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Run Boy Run...

martes, 20 de abril de 2021

Run Boy Run...

 


Guadalajara, Jalisco.


      Seguramente conocen la historia de David vs Goliat, un pasaje bíblico donde se nos narra la derrota del gigantesco guerrero Goliat a manos del joven David en un combate individual. 

    Lo que cuenta la historia es que David consiguió ganar haciendo imponer sus virtudes sobre las de su adversario, con el que se encontraba en casi igualdad de condiciones. Goliat lo habría destrozado en un combate cuerpo a cuerpo, pero probablemente David era un virtuoso de la honda, con la que había pasado toda su existencia derribando a leones y lobos.

La moraleja de la historia es que aunque tengamos todo en nuestra contra, siempre habrá posibilidades de salir triunfante.  

Hago referencia a esta historia, para entrar en debate de un tema de interés social. 

    Elecciones 2021

Han arrancado las campañas políticas que culminarán el próximo mes de Junio, con la renovación de la Cámara de Diputados y, los procesos locales concurrentes, 15 gubernaturas, 30 legislaturas y autoridades municipales en 30 entidades federativas. Entre unos y otros, se elegirán más de 21 mil cargos. 

La cuestión aquí es; ¿Estamos listos los ciudadanos para volver a confiar en los políticos? 

Analicemos un poco lo que es el gobierno de nuestro país. 

El Estado mexicano está compuesto por su territorio, población y gobierno, con sus leyes. La población está formada por todos los habitantes que ocupan territorio mexicano. El gobierno lo forman los funcionarios que han sido elegidos por la población para hacer las leyes, hacerlas cumplir y defender al país de todo ataque que provenga del exterior. La finalidad del Estado se logra realizando las funciones públicas, los servicios y obras públicas, y actividades económicas. Cuando un Estado no cumple las finalidades para las que se creó, es que se llega a hablar de un “Estado fallido”, que equivale a que una sociedad no logró su objeto social. 

México es un país con una riqueza cultural y material envidiable. Sin embargo, se percibe un desencanto pues pese a todas las ventajas del país, nuestra situación económica, política y social parece empeorar día con día. 

La realidad como siempre cruel, se ha encargado de recordarnos que la tarea por desempeñar es casi titánica pues representa la suma de rezagos históricos. Como muestra: el creciente aumento en los niveles de corrupción de autoridades, inseguridad pública, desempleo, marginación, etc.

Lo más preocupante de esta realidad, no es que exhiba la inoperancia del gobierno, sino que la propia sociedad queda en entredicho, pues finalmente el gobierno es un producto creado y modificado por ella. Cuando un gobierno ha fallado, lo más común es culparlo solo a él, cuando la responsabilidad civil recae en todos nosotros como sociedad. 

A pesar de la voluntad de gobernantes y gobernados parece que no se consiguen resultados satisfactorios y sostenibles, dando la impresión de que no se avanza hacia ninguna parte, tal vez porque no se utilizan las herramientas adecuadas, tal vez porque resulta muy conveniente que la situación permanezca igual para determinados grupos políticos y económicos o tal vez porque ni siquiera el propio gobierno conoce realmente las causas que lo han llevado hasta este punto de inoperancia. 

Al paso de los años he visto como el país no mejora y lo veo lejos de hacerlo, lamentablemente nuestro gobierno desde tiempo atrás cayó en un círculo vicioso de la corrupción y difícilmente se ha podido librar de ello. 

Nuestras instituciones de gobierno se han corrompido y han provocado conductas ineficientes y oportunistas que puedan ser aprovechadas para satisfacer otro tipo de intereses o motivaciones individuales 

Aquí en México triunfa el dicho “El que no tranza no avanza” 

Y aplica para todos, no solo para los funcionarios de gobierno. Es una conducta que se ha ido adoptando generación tras generación, la falta de educación y falta de valores hacen que la ignorancia gobierne nuestra sociedad. Donde las personas solo se preocupan por sus intereses propios y cero empatía hacía los demás. 

En la medida en que nos convenzamos como ciudadanos de la imperiosa necesidad de evaluar a nuestros gobernantes con argumentos más sólidos, los gobiernos comenzarán a orientarse a satisfacer nuestras demandas como hasta el momento no lo han hecho. 

Vivimos en una sociedad poco honesta, poco clara, dirigida por representantes políticos cómplices y responsables de tantos desequilibrios, de tantas injusticias individuales y colectivas, que permiten que el gigante Goliat siga sometiendo a David en una lucha desigual, y lo que es más importante,  que quitan a éste sus armas sin las cuales nunca podrá llegar a doblegar al gigante. Cada día podemos sentir en nuestros pies la vibración de la apisonadora que terminará aplastándote si no le suministras el combustible que necesita para seguir pisándote. Todo esto nos lleva un estado ya no de pereza o hastío, sino de auténtica y justificada indignación.

“Si el más fuerte gana todas las batallas, no hay ninguna esperanza para el resto de nosotros, ¿verdad?”. 

Si los mismos que tienen todo el poder, todo el dinero y toda la autoridad son los que van a ganar todas las peleas, ¿para qué vamos a seguir adelante? 

Así que esta historia David vs Goliat sirve para los que no tenemos grandes esperanzas pensemos que de vez en cuando podemos llegar a derrotar este indeseable sistema político y destruir el circulo vicioso de la corrupción. 


Cierro esta entrada haciendo mención a la canción "Run boy run" del francés Yoann Lemoine, mejor conocido como Woodkid, como algunos ya me conocen, siempre suelo relacionar toda mi vida con letras de canciones, ya que la música es el mejor medio para comunicar nuestro sentir. 




Run boy, run, this world is not made for you.                     
Corre niño, corre, este mundo no está hecho para ti.

Run boy run, they're trying to catch you...    
Corre niño corre, están tratando de atraparte.

Tal vez en alguna ocasión nos hemos llegado a sentir que no pertenecemos a ningún lado, y hemos sentido la necesidad de escapar de una sociedad que no nos entiende y nos cuestionamos ¿Cuál es mi lugar en este mundo? 

En este mundo gana la imposición sobre la explicación, la soberbia sobre la tolerancia, la burocracia sobre la eficacia, el suelo sobre el techo, el eufemismo sobre la esencia, la improvisación sobre la reflexión, el culto al cuerpo sobre el cultivo de la mente, la autoridad sobre la libertad.

Y vuelvo a preguntar; 

¿Estamos listos los ciudadanos para volver a confiar en los políticos?



Marceline Sao




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