“La filosofía es la puta ama, la madre de todas las ciencias”.
Una de mis pasiones está relacionada con el pensamiento filosófico,
y por ende mis aficiones van de la mano también. A través de este pensamiento
he reflexionado sobre mi propia existencia y cuestionado lo que pasa a nuestro alrededor
continuando la búsqueda de la verdad y encontrarle el sentido y objetivo que
tengo en esta vida. He ido descubriendo lo que ignoramos y los prejuicios que
poseemos, es el paso inicial para comenzar realmente a pensar por uno mismo. No
he culminado mi búsqueda, dado que entre más busco, más encuentro y menos me
conozco, pero puedo decir que estoy despertando, si, despertando la conciencia,
y se avecina un largo camino para trascender
el pensamiento.
Comienzo esta entrada haciendo mención a una frase proveniente
de la serie “Merlí”, en la cual se ha descrito
de una forma muy acertada el objetivo de la filosofía:
“El objetivo de la filosofía es combatir la tontería y no conformarse con una existencia bestial y superficial”
Merlí Bergeron
Si analizamos la frase anterior, encontraremos una crítica a
la mierda de sociedad en la que existimos,
somos seres superficiales, crecimos entre los medios de comunicación absorbiendo
basura como verdad, siguiendo un patrón de supervivencia marcado por una
sociedad que nos impone normas de conducta, que nos dicta lo que debemos ser, y
no lo que queremos ser.
Y es así, que la filosofía a través del cuestionamiento interno
y externo nos va enseñando a pensar por nosotros, mostrándonos la clave del
pensamiento humano, para alcanzar la
libertad encaminada siempre a la verdad y a la plenitud del hombre.
Pensé que mi introducción sería más corta, pero siempre
tengo mucho por decir. (Jajaja)
Yendo al grano de la entrada en este blog, les quiero
compartir mi análisis filosófico de una de mis películas favoritas.
El fin de semana volví a ver la película “El Club de la Pelea”.
Sí entendemos el trasfondo de ella, vamos reflexionando
sobre el mensaje que nos va queriendo mostrar, es una crítica a la sociedad
consumista que cuenta con varios marcos donde nos va mencionando las
transformaciones del hombre para conquistar su libertad, desde el punto de
vista filosófico relacionado con “Así habló Zaratustra”, de Nietzsche. Nos muestra la lucha entre
el León y el Dragón, es decir “El Yo quiero contra el Tú debes”, el camino
hacía la libertad comienza con una pelea.
Y al llegar al final épico de la película, sonando de fondo “Where
is my mind” de Pixies, excelente canción, por cierto (Jajaja). Contemplamos una de las mejores escenas de la película; dos
amantes tomados de la mano con vista hacía la gran ciudad, observando cómo es
destruido parte del sistema capitalista, edificios de grandes compañías se
derrumban, el personaje principal es consciente de su alter ego y se ve así
mismo con un simple niño, creativo, imaginativo y libre, capaz de poder crear
todo lo que desee.
Concluyendo que, al final
la autodestrucción conlleva siempre a la evolución.
“El club de la Pelea” por su contenido filosófico es
considerada una obra maestra y una película de culto, mostrándonos el fascismo
galopante en Europa.
Esta película es una lección filosófica que nos lleva a
repasar las ideas de Nietzsche por
una de sus principales obras, “Así habló Zaratustra”.
La necesidad de transformaciones del espíritu para la
metamorfosis del hombre en el superhombre.
“Únicamente cuando se pierde todo somos libres para actuar.”
Cabe mencionar el pesimismo negativo presente de Schopenhauer, ¿Qué más da si al final vamos a morir?
“Primero has de
aprender a no tener miedo y saber que algún día morirás. Enhorabuena, estás a
un paso de tocar fondo.”
El mensaje de esta película: Nihilismo, Fascismo y Libertad.
Disfrutar la libertad
como ser humano completamente independiente de las cosas materiales, y de las
inseguridades impuestas por la racionalización del sistema económico, que
escuadrones de moral judeocristianos con su culpabilidad, nos seguirán por tierra,
por el aire y sobre todo por amar.
Tyler Durden:
“Quiero en El club de
la lucha a los más fuertes y listos de la zona. Veo mucho potencial, pero está
desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas o
siendo esclavos oficinistas. La publicidad nos hace desear coches y ropas.
Tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los
hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido
una gran guerra. Ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual.
Nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo
creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock.
Pero no lo seremos, y poco a poco lo entendemos. Lo que hace que estemos muy
cabreados. “
Marceline Sao
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